En este caso el cliente lo tiene muy claro, quiere personalizar su casco con el logo de Red Bull, eso no es demasiado difícil de imitar, lo verdaderamente complicado está en la irregularidad del objeto, completamente deformado. Preparar las máscaras será lo más complicado, esto nos llevará muchísimas horas, hay que estar muy concentrados sin descuidar ni un sólo detalle, pero el resultado final bien ha valido la pena.
El casco es nuevo, tal como llega se desmonta todo el que se pueda, se matiza la pintura original y se tapan con cinta todos los orificios. Es un trabajo laborioso y complicado por la cantidad de agujeros y por su diseño en este modelo de casco pero es vital que quede perfecto, no sólo para el resultado final del trabajo si no también para proteger el casco del posible contacto con la pintura que lo podría malograr de manera definitiva.
A partir de aquí ya sólo queda dar unas cuántas manos de barniz…¡y listos!. Eso sí, el trabajo de destapar los agujeros no es fácil, hay que ser muy cuidadosos al sacar la cinta y no llevarnos parte de la pintura.